En sus manos sostiene las cuatro piezas que forman un puzzle. Una es roja, otra es negra, la tercera es verde y la última es azul. Debería ser fácil completarlo, pero la forma en que cada pieza está troquelada hace imposible que casen. Tiene el recuerdo de la imagen que forman juntas, sabe cuál es la imagen que deben formar. Pero la tarea es imposible. No vio la suma de las partes caer en cuatro pedazos, y sospecha que en el momento fatal en el que colapsó, las piezas mutaron su forma haciendo imposible la reconciliación.
Qué hacer ahora. Cuál es el siguiente paso. Descartar las piezas parece imposible, sin aquello que forman no tiene sentido nada. Sin el total no hay perspectiva, ni pensamiento. No puede dejarlas a un lado, y aún así lo intenta. Las encierra en cajitas independientes y las entierra en cuatro lugares distintos: una playa de Portugal, la piedra de helado de vainilla de Salamanca, el vacío que queda en sus manos y un paquete con rumbo desconocido por vía ultra rápida. Da lo mismo. Como en los dibujos animados, aparecen por arte de magia delante de sus ojos otra vez. Como en los dibujos animados aburridos, tienen un cartucho de dinamita, o un yunque aéreo, que invocan dolor en él y carcajadas en los televidentes. Si sólo pudiera deshacerse de las piezas. Si sólo pudiera arrancarse la percepción de los colores, verlo todo en el espectro del gris.
Mira a su alrededor y busca un cajón lo suficientemente grande como para meter todo lo que mantiene vivo a un niño. Todo lo que le une al deseo de recomponer lo que no es posible recomponer. Quiere deshacerse de todo lo que le une a la parte de él que lo entrega todo por abstracciones. Guardarlo bajo llave, cubrirlo de cadenas y olvidarlo en una estación de tren. O de autobús, es lo de menos.
De momento continúa caminando como siempre en los márgenes de lo real, tentado de establecerse en alguno de los dos lados, con un habitante en el rabillo del ojo que le repite cada vez que empieza a caer en el sueño, hagas lo que hagas, ya sabes lo que tienes que exterminar dentro de tí, o, te lo aseguro, todo será mucho peor.
exterminar todo pensamiento racional
alguien me ha estado robando mi veneno para cucarachas. temo haber sido yo.
la mujer se chuta en medio de su pecho izquierdo
¿se está chutando mi veneno para cucharachas?
¿sugiere que lo corte con maizena?
y habla de un colocón literario, lo llama el chute kafka porque te sientes como un insecto
nadie quiere que sus cucarachas corran por el suelo gordas como cerdas.
eres una fuente de problemas, muchas drogas por esa vena tan vieja
era una persona confusa, ahora estoy en el camino correcto, estoy casado y tengo un trabajo
y le ofrecen un tumor
traigamos al bicho y veamos si esto que tienes lo mata
hacerme el tonto no solucionaría nada ahora, ¿verdad?
claro que no. Ahora, pon un poco de este polvo amarillento en mis labios
claro. (y me descalzo limpiamente para hacerte reventar con mi zapato mientras tratas de meterte en mi cabeza)
qué extraño que digas que mi esposa no es humana en absoluto
que te pregunte y respondas
no puedo decir más
simplemente esto arrastra como un viejo amante
te hemos echado de menos
he estado un poco liado
te echamos de menos en el reparto del polvo exterminador
y en la tarjeta, como antes, Dr. Benway
feed him this... centipide powder... bug powder becomes irrelevant
antes de esto, necesitaré hacerme con el polvo amarillo para hacérselo tragar
score?
estoy aquí buscando ayuda
of course. Serás un agente. Indetectable, esperando el momento preciso para romper la cáscara.
y mientras uno lee lo suyo el otro se la folla. y el que lee dice, ¿por qué no unirnos?
colocado nadie necesita correrse
el vaso choca contra los zapatos cuando las viejas historias fallan.
la escritura a mano no se considera profesional
la mirada de sorpresa,
el agujerito rojo, cuéntanoslo todo.
coge esto, clase turista, qué esperabas. Sal de aquí.
hombre de larga nariz huele la pólvora y dame una máquina de escribir y algo de metálico.
y cuando Gin ve el billete dice, esconde esto por dios.
te mandaré el informe.
Se lo está creyendo todo.
se despertó sólo para descubrirse muerto.
este hombre de sudor habla de la Carne Negra
puedo ser su proveedor
Quien quiere ser la cortesana de un rey muerto, alguien muy vago, seguro. Una llamada de teléfono y todo queda aclarado. O no. Pero está bien, todo está bien, la intoxicación adecuada, ese siempre ha sido el secreto de los cobardes y la fuerza mejor guardada de los valientes.
Mi boca se mueve, pero no sale ningún sonido realmente significativo, nada que haga saltar las ruedas dentadas de la maquinaria que puso en funcionamiento mi incapacidad, mi debilidad, cuando ya no pude soportar más ceder el control de mi voluntad... porque ese es el tema, que mi flaqueza es lo que me ha empujado a este precipicio, ¿y es mi flaqueza la que no ha dejado nada vivo a lo que recurrir si quisiera dar un paso atrás? ¿es el exceso de fortaleza?
Sólo adelante, ¿y adelante significa hacia abajo? ¿Una nubecita de polvo como epitafio? No, no, el guión ha sido adulterado por mi alma (?), estúpida porque no comprende que el universo es un prisma, no hay suelo contra el que chocar, son sólo diversos niveles de decepción y desesperación, satisfacción y esperanza... y todos los etcéteras que caben en las fotos de un niño gafotas que pegaba los mocos en las sillas de su abuelo.
Su abuelo que no murió de viejo.
y mis dedos son lobos que me han escrito antes, en cartas de hueso, que todo lo que parece un destino terrible es para mí carne cruda esperando recordarme que, ante todo, soy lo que queda cuando la sangre de los héroes se ha secado, soy, soy, soy... qué estúpido soy.
En palabra no tengo cuerpo, en vida es mi cuerpo lo que me traiciona constantemente, y pese a toda la rutina de tortura autoinflingida
(o quizás inflingida por la condición innegable del ser sensible y extremo)
y compartida, no puedo ni comenzar a imaginar lo que es vivir en tu mundo, dónde todo puede ser una espina envenenada, desde el beso hasta el asfalto...
Pero al mismo tiempo, (o no “pero”, pues no existe nada parecido a una jerarquía, y en cualquier caso, prisionero de los términos, espectador del juicio de dios, debo decir “pero”) sí, pero no puedes tampoco tú imaginar lo que es vivir dentro de esta masa deformada, tener el Control Central en permanente lucha para autoconvencerse de que todo esto, cada cosa, es real, que no está a punto de saltar lentamente hacia la nada, como si la nieve cayera hacia arriba. No, no puedes imaginar lo que es saber que todo lo que tan hasta dentro se clava es un espejismo, realmente comprender que esto es producto del capricho de la energía, sin voluntad ni intención, sólo algo flotando en el caos que con tanto mimo y esmero los humanos se empeñan en organizar.