soy un hombre pero parezco un plato
viernes, diciembre 24, 2004
y así siento como si mis esquinas hubieran muerto un poco

tanto da que elija una opción u otra: el accidente doméstico es una realidad. cuando menos lo espere pisaré un charco y resbalaré, abriré una lata de algo aceitoso y desagradable y me cortaré una vena. al principio me reiré, porque a todo le puedo ver la gracia, y luego me iré deshinchando poco a poco. mi muerte olerá a sardinas.
qué jodidamente triste, no?
por eso no es verdad que vaya a morir así, qué coño. por ejemplo: estoy dormido y hay un escape de gas, lo normal sería encender un cigarro en el peor momento, pero no lo haré. es una mierda de muerte.
qué quiero decir con todo esto.
qué quiero decir con todo esto?
nada, en realidad sólo quiero incordiar un poco, ser un accidente doméstico, anónimo y letal, como el agua de mi boca, o de la tuya, o la de ese que se esconde detrás de ti.
quiero ser un wittgestein eficaz, hacer que las palabras ardan desde dentro y no vuelvan a existir nunca más. quiero que mi mirada salvaje sea atractiva para que esperes una décima de segundo demasiado tiempo y te pueda arrancar las palabras de tu boca. quiero enterrar todas las lenguas en seis mil millones de pequeños agujeros. si encuentras la tuya, la podrás volver a utilizar.
quiero ser un sacrificio inútil para poder reírme de la trascendencia una última vez.