he roto mi nombre,
uno de esos momentos tontos,
que te vas a caer y todo eso, las trágicas profecías del apocalipsis mencionan estos tropiezos idiotas. Va uno tan tranquilo subiendo las escaleras y deja caer uno tras otro sus dedos, que toman rápidamente conciencia de ser y fundan una república o algo así, político, hacen programas de televisión, bollería especializada y tal.
al mismo tiempo en otros rincones de esta casa sin esquinas viajan en espiral por las paredes las profecías, como la que decía antes,
que te vas a caer.
no corras.
el erizo roe una piedra en un rincón, visiblemente molesto y preocupado. es que es búlgaro, me parece.
no sé si conoces ese sonido galáctico de sintetizador de peli de ciencia ficción, o de canción anacrónica. le viene al pelo a este momento.
si me preguntaran diría que lo lamento, que tenían razón, me iba a caer, que lo he roto sin querer. si me preguntan es que son un poco gilipollas, porque está claro que lo he hecho a posta. si me preguntan es porque es preferible saciar la curiosidad con caramelos en lugar sufrir indigestiones de carne cruda.
los pedazos de mi nombre roto huelen muy bien. a lo mejor sólo a mí me huelen bien, como las verdades absolutas que dicen por ahí acerca de los productos propios.
para que luego me acusen los necios de trágico.
Debe ser algo relacionado con la inubicuidad, o la impertinencia o con... cómo se decía?