soy un hombre pero parezco un plato
sábado, noviembre 18, 2006























cualquiera que tenga dos dedos de frente, verticales, sabe que las cosas terribles generalmente se hacen con cosas que encuentras en una cocina.

maldigo estas manos,
que estrangulan,
oigamos ese estruendo, el aplauso
a los dientes que pierdo en tus ojos, aunque no me cogerás vivo, tres hurras por los espejos en los que a pesar de la mugre se refleja claramente el cerdito que guiña a tus pantalones insuficientes,
tres hurras por la mujer-cometa del cielo, que me nunca me cogerá con vida

¿sabes lo que es estar maldito? como cuando se apagan las luces y tu lengua naufraga, la familia entera se atraganta, cruelmente deformada, mientras la orquesta continua tocando.

para tí la vergüenza de morder la almohada, bendigo tu corazón, desafío a tus dedos a quedarse dormidos a través de esto, bendigo tu corazón, con música de vasos rotos, por tarde que sea para mí dentro de uno de los libros de la estantería estuvieron todo el tiempo las llaves de la habitación, antes de que vengan a por mí, sal de aquí.
demasiado tarde para mí,
tres hurras por tu corazón no tan malvado,

la rodilla de ácido, la entrada en escena de la lluvia, y de algún que otro cuchillo, tan bien cubierto el rastro que cuando quiero retroceder no encuentro el camino.
this pig never had a chance.





te he estado olfateando todo el camino.