soy un hombre pero parezco un plato
lunes, agosto 08, 2005
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Con la esperanza de convertirme en un viejo brujo de manos azules, abdomen verde y cara roja, trato inútilmente de flotar a donde la inminencia de las lágrimas sustituya este asomo intermitente al vacío. Cansado de retirar el interior de los límites de la piel para asomarme a la nada, de buscar un encuentro en el aire para que cambie de color lo que no puedo ver y lo torne brillante.
El único fin que parece acecharme tiene nombre en el fracaso, no aquél del que parto, sino el que me mantiene caminando por el borde del acantilado, lejos de todos los demás. De cuando en cuando a mis pasos los eleva el viento, acelarado por los filos de las rocas, y un instante, que bien podría llegar a ser eterno, me deja suspendido entre la seguridad invulnerable de los otros y surcar un espacio que huele a mar y sabe a lluvia, para deshacerme en mis pequeñas partes y ser, al fin, verdaderamente vulnerable a todo lo que fluye.