soy un hombre pero parezco un plato
jueves, abril 21, 2005
Lillies and Remains

- He soñado con arañas. Parecían cangrejos enormes, centollos se llaman, ¿no?, digo los cangrejos. Yo iba caminando por algún sitio, el campo, un camino de tierra oscura y húmeda, como la que hay en las macetas, vallas de piedra, hierba verde. Por alguna razón la hierba parecía exprimible, no sé si entiendes lo que quiero decir. El caso es que llegábamos (porque iba con alguien, pero eso es todo lo que sé al respecto, no recuerdo si era alguien de verdad ni su cara, o si hablaba) a una valla metálica. Yo empezaba a examinarla, creo que para saltarla, ya sabes cómo son esas cosas en los sueños. Estaba comenzando a encaramarme a ella cuando veía que un par de alambres eran rojos en lugar de plateados, rojo pálido, no, rojo enfermizo, como si lo hubieran cocido. Saltaba al suelo y los alambres rojos se retraían hasta un bulto del mismo color enfermo, una de las arañas de las que hablaba al principio. Era asquerosamente grande. El cuerpo estaba hinchado pero daba la apariencia de ser duro, de tener un cascarón grueso y pesado. Y se movía a toda velocidad la condenada. Se irguió sobre sus patas traseras y en el abdomen, en lugar de ser liso, tenía una especie de esfínter, un agujero oscuro rodeado de malformaciones venosas. No sé por qué esto me metió el miedo en el cuerpo como una cuchillada. Empecé a correr de espaldas, sin perder a la araña de vista, el esfínter pareció tomar una bocanada de aire y toda esa piel rugosa y compacta se volvió elástica y viscosa. Del esfínter salió algo blando, un chorro de tela de araña a toda velocidad por el aire, directo a mí. Me aparté a un lado y la telaraña cayó a mi lado, crepitando en el suelo. El sonido era el mismo que el que hace la carne cuajada de hormonas cuando la echas sobre aceite caliente. Seguí corriendo hacia atrás, pero había arañas en todas partes, no es que fuera una invasión, era más bien un puñado, pero yo corría despacio y las zorras eran suficientemente grandes como para no basar su poder en el número.
En ese momento recordé que estaba acompañado, esto quiere decir, claro, que lo había olvidado. Quién fuera que me acompañaba no duró demasiado, le cayó uno de los chorros de telaraña y se empezó a consumir entre gritos. Le pasó lo que al chino hijoputa de Indiana Jones, se derritió, algo asqueroso. Además las arañas siguieron lanzándole chorros de telaraña encima mientras se derretía. El sueño terminó cuando llegué a otra valla metálica que me llegaba a la cintura. Agarré con las manos la parte superior para ayudarme a saltar y sentí un dolor muy intenso, nunca me ha picado una medusa pero me lo imagino exactamente como sentí esto: una especie de dolor eléctrico, que aturde a la vez que hiere, que hincha mis manos hasta que parece que van a explotar. Miré hacia abajo y la valla era roja, de un rojo enfermo.

- Joder, sólo te he preguntado qué tal te fue anoche.

- Bien, bien, me fue bien.

- ¿Seguro?

- Sï, lo único jodido fue el calor, tengo calor en todas partes, sudo como una puta bestia de carga, ojalá el sudor fuera más corrosivo y me disolviera cuando me pasa eso, me avergüenza muchísimo.

- …capullo...
1 Comments:
Anonymous Anónimo said...
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